Escultura del realismo





Escultura del realismo

La estética e ideales realistas influyeron en el terreno escultórico

Se impuso una mayor voluntad de perfeccionamiento en la captación del detalle, tanto en los rostros como en los cuerpos

Mostraron especial preocupación por temáticas relacionadas con cuestiones sociales, como el trabajo, el esfuerzo o la vida cotidiana

Los retratos de personajes destacados y los grupos escultóricos, eran preferentemente de carácter histórico-político

Las esculturas tenían un acabado rugoso y abocetado, lejos de la búsqueda de la perfección clasicista


Auguste Rodin

François-Auguste-René Rodín nació en París el 12 de noviembre de 1840

Fue alumno de Jean-Baptiste Carpeaux en la Escuela de Artes Decorativas y de Antoine-Louis Barye en el Museo de Historia Natural, dos escultores a los que admiró y en quienes se inspiró en cierta medida. Por sus modestos orígenes, se vio obligado a ganarse la vida como ayudante de decoración, compaginando el trabajo profesional con su dedicación a la escultura.

Su primera obra, El hombre de la nariz rota, tuvo muy malas críticas en el Salón de 1864, hasta el punto de ser rechazada por considerarse inacabada e incompleta. Rodin incorporaba en esta escultura el modelado espontáneo y expresivo que habría de caracterizar toda su obra posterior. 
En 1875 emprendió un viaje a Italia para conocer la obra de Miguel Ángel.
El resultado de su contacto con el genio del Renacimiento fue La edad del bronce, presentada en el Salón de 1877, que desagradó profundamente por su extraordinario realismo. La figura muestra una época de dolor y sufrimiento y refleja la influencia del David de Donatello y del Esclavo moribundo de Miguel Ángel, obras que Rodin pudo apreciar su viaje a Italia. En esta obra se inicia la importancia del gesto en la obra de Rodin, que comenzaba aquí a perfilarse de forma discreta y crecería luego en firmeza y expresividad.
Rodin seguía sin triunfar como escultor, lo que consiguió al fin en 1881, cuando presentó en el Salón su San Juan Bautista predicando
En 1880, recibió el gran encargo de su vida: las puertas monumentales del futuro Museo de Artes Decorativas de París. El portal estaba inspirado en temas dantescos, de ahí que el propio Rodin le diera el nombre de Puerta del Infierno, en la que trabajó desde 1880 hasta su muerte en 1917. Rodin se inspiró en la Divina Comedia de Dante y en la Puerta del Paraíso de Ghiberti, por el que el escultor sentía una gran admiración.

El beso (1886) 
El autor representa a los amantes besándose en un conjunto escultórico en donde premeditadamente no se marca con claridad el límite de las figuras con el fondo que las acompaña; suaviza las gradaciones y crea la impresión de que todo está envuelto en un ambiente etéreo en el que prevalece la belleza y la poesía. Como obra independiente, se ha convertido en símbolo universal del deseo y la pasión.
Cuando todavía trabajaba en los modelos de las puertas, Rodin aceptó el encargo de levantar el monumento de Los burgueses de Calais (1884-1888), una obra de dramatismo contenido. A pesar de recibir, tras la exposición de 1889, el apoyo de la crítica de vanguardia y de que su fama era ya notable a fines de siglo, vivió siempre envuelto en grandes polémicas en torno a su obra. Los burgueses de Calais fue mal vista por los concejales que la habían encargado, sintiéndose defraudados por un monumento que no cumplía sus expectativas de exaltación patriótica. El artista nos muestra seis reacciones complejas ante la tragedia, enfrentando el drama de los personajes con el espectador; aunque en esta ocasión los personajes no mantienen un contacto físico entre sí, la disposición de las figuras, que parecen entrelazadas, ofrece una dimensión poco corriente del espacio interpuesto.
Fueron éstos sus años de máxima creatividad, con obras que han llevado a considerarlo el principal escultor impresionista,por sus estudios texturales y lumínicos. Siguió creando obras de inspiración personal, pero se centró en los retratos y en la realización de monumentos públicos, tales como los dedicados a Victor Hugo y a Balzac, no siempre exentos de polémicas. 
La audacia y el énfasis en la expresión, así como su capacidad de innovación, asentarían el prestigio del escultor. 

Obras
The Thinker, Rodin.jpg
El pensador
Los burgueses de Calais

El beso






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